JJPP Beijing 2022

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Un sueño hecho realidad, Juegos Paralímpicos Beijing 2022.
Después de 2 intentos fallidos en querer llegar a unos Juegos Paralímpicos, Soshi 2014 y Pyeongchang 2018, decidí atacar otro ciclo paralímpico para intentar llegar a Beijing 2022 (esta vez centrado y dedicado al 100%), era muy consciente de que las posibilidades eran mínimos, ya que tengo una diversidad funcional que a primera vista no es demasiada visible comparada con otras, debido a que no me falta ninguna extremidad del cuerpo, pero en el ámbito deportivo es una de las más complejas que hay. Donde le baremo de clasificación internacional junto con sus factores de corrección nunca han ayudado a poder competir con igualdad de condiciones con los demás atletas.
Siempre he sido muy consciente de la desigualdad deportiva que me encuentro y que es muy difícil que todos los atletas paralímpicos acabemos teniendo las mismas igualdades, ya que cada diversidad funcional es un mundo distinto y extraordinario.
Pero siempre he creído en que todos tenemos el derecho de lograr todos nuestros sueños y objetivos, tengamos la diversidad funcional que tengamos. Que si todo el trabajo, esfuerzo, dedicación, disciplina, es máxima por mucho que los resultados no sean obtener unas medallas, también debían ser balidos para llegar a unos JJPP, y poder acabar transmitiendo unos valores únicos y mágicos a todo el mundo.
Está claro que estamos hablando de alto rendimiento y que se tiene de extraer la mejor versión posible, pero habrá diversidades funcionales que permitirán conseguir unos resultados X, y habrá otras que te permitirán obtener el resultado para poder participar en X competición (y dejando de lado la diversidad funcional, también podemos encontrarlo en alto rendimiento ordinario).
El día que me llamaron para explicarme que había logrado el billete de los JJPP (por invitación y criterio técnico), aparte de llorar muchísimo, quise investigar cuántos fondistas paralímpicos españoles habían conseguido ese hito, y vi que me convertiría con el 6º. Lo que no imaginaba era descubrir que nos marchábamos a hacer historia de la parálisis cerebral, convirtiéndome con el primer español de la historia en participar en unos Juegos Paralímpicos de invierno con parálisis cerebral.
Ese momento entendí que todo el camino que habíamos hecho, todas las caídas que había tenido, lágrimas.... habían merecido la pena y cogían todo su sentido.
Desde el día que me dieron la noticia hasta irme a China, he llorado muchísimo (en medio de los entrenamientos, momentos de reflexiones, ratos con amigos....), de ver que todo aquel trabajo no solo de los 12 años de alto rendimiento, sino los 31 años que llevaba haciendo camino llegaban a unos Juegos Paralímpicos.
La aventura empezó el 15 de febrero, donde viajábamos a Madrid con Manel (entrenador de snow) con furgoneta desde Vielha para encontrarnos con el resto de compañeros y poder hacer la presentación oficial de los Juegos Paralímpicos de Beijing2022, un acto donde primero nos dieron toda la ropa oficial del CPE, y después se hacía el acto institucional en la Casa del Deporte.
Recuerdo que a partir de entonces las entrevistas de radio, TV, XXSS... fueron un boom brutal, en el que no estaba acostumbrado a vivir una situación igual y que costaba mucho gestionarlo. Pero que por suerte en China, teníamos a la jefa de prensa que nos gestionaba todas las entrevistas y buscaba el mejor momento para hacerlas, sin nervios, estrés....

El Viaje empezaba el 26 de febrero:
Después de pasar todo el mes en Vielha, para reducir al máximo el círculo social, poder hacer las PCRs pertinentes, y pruebas previas a los Juegos Paralímpicos de Beijing 2022, debido a la cóvid-19, el día 26 por la tarde un autobús nos venía a buscar a Vielha para marchar rumbo a Barcelona y poder encontrarnos con el resto de expedición que venían de Madrid (médico, fisio, jefe de prensa, jefe de expedición), podernos conocer con calma y acabar de preparar los equipajes para irnos a China. Tocó ordenar y marcar cada equipaje al que queríamos que nos lo hicieran llegar a la (Villa Paralímpica, estadio de snow, estadio de Biathlon/esquí de fondo), acabar de preparar documentación para entrar en China.
Desde el CPE, nos acabaron de dar 4 indicaciones del viaje, un móvil chino... y entre una cosa y otra nos dieron unos pins representativos de España (las meninas), y es que un intercambio muy bonito que hay en todos los JJOO y JJPP es el intercambio de pins entre países, ya sea como recuerdo, como excusa para interactuar entre otros países, atletas, técnicos.... realmente un juego muy divertido y que a pesar de tener muchas restricciones por la covid, se pudo llevar a cabo.
El día 28 temprano por la mañana, ya con los nervios, y las emociones a flor de piel, marchábamos rumbo al aeropuerto de Barcelona para emprender el vuelo, primero hacia París, y después hacia Pekín (con vuelo cerrado solo con deportistas, equipo técnico, prensa… de los JJPP). Y una vez en China tocó coger un autobús para acabar de llegar a la Villa Paralímpica.
Recuerdo nada más salir del avión, ver que todo estaba ambientado de los JJOO y JJPP (aeropuerto, autobuses, carreteras….)
Después de muchas horas de viaje, llegamos a la villa paralímpica, donde estaríamos 15 días disfrutando al máximo de ese sueño. Una pequeña ciudad, con calles, plaza, donde había diferentes tiendas (supermercado, floristería, tienda de recuerdos, cajero, peluquería….), y en otras zonas de la villa encontrábamos el gimnasio, zona de juegos y realidad virtual para desconectar en los ratos libres y muertos…., zona de lavadoras y secadoras por si teníamos que lavar ropa, comedor (donde a pesar de haber mesas largas, por tema covid estaban divididas con paredes de plástico unipersonales), y un edificio de servicio médico (donde el segundo día ya me tocó hacerme un análisis de sangre por un control antidoping).
Para podernos desplazar por dentro de la villa, teníamos un servicio de transporte por circular por la villa todo el día, por si no queríamos caminar arriba y abajo.
Cada país estaba repartido en diferentes edificios y apartamentos, en nuestro caso teníamos asignado 2 apartamentos, en los que uno se quedó el equipo técnico con (jefe de expedición, prensa, médica, fisio…), y el otro éramos, deportistas y técnicos deportivos.
Al estar en plena pandemia, teníamos una aplicación de móvil en la que 15 días antes de marchar a China y durante todos los juegos teníamos que pasar comunicado diario de nuestro estado de salud, aparte de que cada día de nuestra estancia en el país asiático nos debíamos hacer una PCR.
Una de las cosas que más nos sorprendió, es que nada más salir del avión al aterrizar en China, todo el mundo iba vestidos con trajes epis de arriba abajo, prácticamente las únicas personas que vimos sin trajes epis fueron los voluntarios que cada país tenía asignado.
En cuando al estadio de esquí de fondo y biathlon, lo teníamos a 5 minutos en autobús de la villa, pero teníamos un servicio muy regular de autobuses donde nos llevaban hacia un lado y otro. A la hora de coger el bus a la villa, o al volver para poder entrar de nuevo, teníamos que pasar por una zona donde primero tenías que pasar un control de material y reconocimiento, y después accedías a un especie de estación de autobuses donde cogíamos los diferentes autobuses para realizar los trayectos.
Me fui a los Juegos con la idea de disfrutar al máximo, empaparme de cada momento, con todo el equipo que estábamos allí. El trabajo ya estaba hecho, y disfrutar cada segundo me permitía poder extraer también un mejor rendimiento.
Y es que cuando estás acostumbrado a ir a las copas del mundo solo tu entrenador y tú, y de repente estás rodeado de 9 personas donde cada uno se encarga de su trabajo y tú puedes centrarte al 200% en disfrutar al máximo, entrenar y competir, y tu entrenador, sabes que solo está dedicado a lo suyo, sin tener que sufrir por otras cosas es genial.
Recuerdo que una de las cosas que más me alucinó es cuando me explicaron la logística que haríamos para ir al estadio y volver, y el funcionamiento de durante los entrenamientos. Y es que Nil (mi entrenador y Skimen) haría sus horarios, coincidiéramos o no. Y yo haría mis horarios donde siempre me acompañaría una persona mínimo en el estadio y que mientras que yo entrenara…. se quedaría en el estadio vigilando que todo fuera bien.
Cuando ves ese funcionamiento, que tú solo estás centrado en entrenar, disfrutar, competir… los resultados acompañan.
Antes de irme a China, seguí todos los JJOO de esquí nórdico, pero sobre todo Biatlhón, ya que eran las pistas y estadio donde me tocaría competir.
Ya iba con una imagen en la cabeza, donde era consciente de que nos encontraríamos nieve de cañón (un tipo de nieve que no estamos acostumbrados), con unas pistas aparentemente cómodas y esquiables, algo que me gustaba mucho, pero también iba mentalizado que era una zona de mucho viento y que podía perjudicarme mucho a la hora de competir y entrenar, ya que las trazas del clásico se tapaban con la nieve.
Al hacer el reconocimiento de circuito el primer día, recuerdo sentirme muy cómodo con la pista, muy esquiable, con la nieve dura… pero eso si, se confirmaba que hacía mucho viento y que tocaría analizar muy bien el circuito para sacar el máximo rendimiento en cada parte del circuito. Antes de que empezaran los juegos hubo un día que las pistas tanto de snow, esquí alpino y fondo estuvieron cerradas por fuerte viento.
A todos nos sorprendió los paisajes y condiciones en que se habían celebrado aquellos juegos, recuerdo un paisaje muy seco, donde habían plantado algunos árboles jóvenes expresamente por aquel evento todos alineados, con torres disimulando como si fueran árboles, molinos de viento… . para que os hagáis una idea parecía cómo estar en los Monegros. Se ve que era el sitio más seco de China, pero a la vez el más frío. Y esto quería decir que se aseguraban tener nieve y conservarla.
El día 4 de marzo se realizó la inauguración de los juegos paralímpicos, donde vestidos ya de gala, salíamos de la villa para ir a Pekín, 3h de tren y autobús para ir y volver, escoltados con la policía.
Fueron momentos muy mágicos, donde recuerdo estar en el túnel antes de dar la vuelta al estadio con gran parte del equipo y con muchas ganas de disfrutarlo con todos ellos, la vuelta al estadio me pasó rapidísima y ya fuimos a sentarnos en las gradas, donde después del espectáculo y los parlamentos de apertura de los juegos encendieron el pebetero y mi cuerpo se emocionó directo. Allí empecé a ser consciente de que lo que parecía imposible se estaba haciendo realidad, donde ese sueño tan soñado, trabajado, luchado... ya no era un sueño. Lo mejor fue poder abrazar a todo el equipo una vez terminado el acto y poder tomar algunas fotos de rigor en el centro del estadio con el pebetero encendido.
A partir de la inauguración de los JJPP, empezaron todas las competiciones, y los horarios de entrenamiento también cambiaron. Cada día había alguna carrera u otra en el estadio, y teníamos que entrenar a partir del mediodía / tarde, cosa que no estaba tan acostumbrado. Sobre todo los días previos a las competiciones en las que tenía mis rutinas hechas y se veían algo afectadas. Pero después de hablarlo con el fisio y entrenador encontramos los mejores horarios para que no nos afectes y sacar el mejor rendimiento.
Cada tarde después de los entrenamientos tocaba pasar por el fisio a poner. el cuerpo a punto para el día siguiente y las competiciones.

Una vez terminadas las competiciones tocó celebrarlo con todos los compañeros de expedición, cortando la rasta que me había acompañado en toda mi trayectoria deportiva y las patillas.
El 13 de marzo, fue la clausura de los Juegos paralímpicos, donde repetimos la misma logística de viaje de la inauguración para ir y volver a Pekín.
Esta vez, a diferencia de la inauguración que dimos todos la vuelta de reconocimiento, solo la hacía el abanderado del país, y al ser el abanderado de la clausura me tocó ir solo en los momentos previos de salir al estadio y dar la vuelta, junto con una persona voluntaria que me acompañaba y me guiaba. Justo cuando estábamos todos los países ya a punto de salir, empezó el acto y al sonar el himno chinos fue genial ver cómo todos los voluntarios se pusieron mirando el mástil de la bandera aunque no la veíamos, y empezaron a cantar el himno de su país.
Acto seguido tocó salir al estadio y disfrutar al máximo de ese momento. Recuerdo que la vuelta duró un poco más y pude disfrutarla y vivirla mucho más.
Una historia, aventura.... que nunca olvidaré!!
Podría quedarme con muchas cosas de estos JJPP, pero me quedo con el gran y genial equipo/expedición que me ha acompañado en esta aventura brutal.
Al haber hecho historia y que toda esa lucha, dedicación plena y pura, pueda abrir puertas a mucha gente en un futuro a luchar y trabajar para lograr todos sus sueños.

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